Bernadette, durante mucho tiempo buscaste a dónde te llamaba el Señor.
Rezaste. Escuchaste.Confiaste. Estabas segura de que el Señor te iluminaría.
Te pusiste totalmente en las manos de Dios. Como María, que te había hecho su confidente.
Inspírame la misma confianza, la misma generosidad, la misma paciencia.
Señor, ilumíname en mi camino y dame la fuerza de decir "sí" cuando oigo tus llamadas.
Bernadette, tu deseabas intensamente la Eucaristía. Hiciste todo lo posible para poder, finalmente, recibir el Cuerpo de Cristo, el Pan de los fuertes.
Te gustaba adorar al Santísimo Sacramento, Presencia de Cristo hasta el final de los tiempos. Unías tu vida a la ofrenda viva de Cristo sobre el altar.Como María, mujer eucarística.
Ispírame la misma hambre de la Eucaristía, alimento, presencia y sacrificio.
Señor, tu nos has dado a tu Hijo, el Pan vivo y eterno. Que su Eucaristía transforme mi vida en una perpetua acción de gracias.
Bernadette, a ti siempre te gustó servir a los demás.
El 11 de febrero, la Virgen se te apareció cuando habías ido a buscar leña.
Con las Hermanas, aprendiste a cuidar a los enfermos y a los internos del hospicio.
Más tarde, en Nevers, fuiste una excelente enfermera, animada por una caridad inteligente y atenta. Como María, que vio las necesidades de una familia en Caná.
Inspíranos la misma generosidad y la misma fe que te hacían ver a Cristo presente en cada Hermana enferma.
Señor, tu nos has dado hermanos y hermanas que amar. Que nuestros ojos, nuestros brazos y nuestros corazones estén abiertos a todos los que pones en nuestro camino.
Bernadette, tu fe creció en la Iglesia. La Iglesia era tu familia, tu parroquia, tu comunidad religiosa. Valerosamente, fuiste a decir a los sacerdotes que organizaran una procesión y construyeran una capilla.
Después de cumplir tu misión, te retiraste otra vez al silencio y la humildad.
Como María, presente el día de Pentecostes y, después, retirada en el silencio.
Ispírame el mismo amor a la Iglesia: que confíe en ella y que sea en ella piedra viva.
Señor, tu das a cada uno un sitio en tu Iglesia. Haz que responda a mi vocación con la misma sencillez y la misma generosidad que Bernadette.