Lourdes, lugar jubilar
Para quienes no puedan viajar a Roma, el Santuario de Lourdes les invita a vivir una peregrinación bajo la mirada de María, Madre de la Esperanza y Madre de la Iglesia. Este será un buen momento para rezar por la Iglesia, por el mundo, por la paz, así como por todos los visitantes y peregrinos del Santuario, para que todos estén unidos en la esperanza, la fe y la caridad.
Recibir la indulgencia plenaria en Lourdes
Condiciones para recibir la gracia de la Indulgencia plenaria
Para obtener la Indulgencia plenaria, se necesita reunir las siguientes condiciones: realizar la obra a la que está vinculada la indulgencia, como ir a la catedral o al Santuario de Lourdes, así como, en los siete días siguientes, es conveniente recibir el perdón a través de la confesión sacramental, recibir la comunión eucarística y rezar por las intenciones del papa.
Obras requeridas
Los fieles podrán recibir la indulgencia realizando una de las siguientes obras:
Participar en el viacrucis, rezar el rosario, participar en una procesión mariana en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes o realizar el camino del Jubileo en el Santuario.
Dado que la misericordia divina será ampliamente ofrecida durante el Año Jubilar, los capellanes se pondrán a su disposición de manera generosa para celebrar el sacramento de la Penitencia.
Todos los caminos llevan a la Esperanza:
– Llevar la llama de la esperanza en procesión con los hermanos y hermanas enfermos.
– Cantar la esperanza en todas las lenguas.
– Rezar a María, camino de esperanza.
Dios está siempre disponible al perdón y nunca se cansa de ofrecerlo de manera siempre nueva e inesperada… En el sacramento de la Reconciliación, Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y, sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo (la Iglesia) alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado