sábado, 24 de febrero de 2024

TEMA PASTORAL DEL SANTUARIO DE LOURDES 2024 (5. EL REGRESO DE LOURDES. UN CAMINO DE ESPERANZA)

                              

5.      El regreso de Lourdes

Un camino de esperanza

 

La peregrinación es un tiempo de gracia. Por eso, en Lourdes, la relación con Dios y con los demás es más fácil, más natural y evidente.

La vuelta a casa es un tiempo de culminación de lo vivido en Lourdes. A partir de ahí, es un viaje de esperanza. A menudo comienza con un relato, una conversación, un testimonio. Pero esto dura poco tiempo, a menudo muy poco. ¿Por qué? Porque perdemos el hilo de la gracia. O, más exactamente, nos imaginamos ingenuamente que la gracia de Lourdes se ha quedado en Lourdes y no en nuestros corazones.

Tal pensamiento es falso. La gracia nos ha sido dada, no sólo para que permanezca en nosotros, sino y sobre todo para que con nosotros y a través de nosotros dé fruto.

Por eso debemos cuidar cada día la gracia que hemos recibido en Lourdes, teniéndola muy presente en nuestro corazón y haciendo todo lo que esté en nuestras manos para favorecer su crecimiento, de modo que, cuando llegue el momento, dé frutos para la vida eterna.

Para ello, ¿qué debemos hacer? Vivir en casa, como vivimos en Lourdes. Retomemos, punto por punto, lo que se hizo en Lourdes y lo aplicamos a nuestra vida diaria, tal como es.

Hemos ido a la Gruta

En nuestra vida diaria, podemos mantener de un modo u otro una presencia material de la Gruta de Lourdes:

 

-  Como fondo de una de nuestras pantallas

-  Como postal en un lugar concreto de nuestra casa

-  Pero también como un llavero que mantiene unidas las llaves que utilizamos...

 

Cada uno de nosotros debe encontrar un momento, un lugar, una manera de encontrar a la Santísima Virgen para recordar constantemente que es en nuestro corazón donde tenemos una cita diaria con la Virgen Inmaculada.


Hemos bebido y nos hemos lavado con el agua de la Gruta

 

Por supuesto, podemos volver a casa con un bidoncito que contenga el agua que la Señora de la Gruta indicó a la pequeña Bernardita. Y podemos compartir esta agua con los demás, cuando realizamos una oración familiar, o llevarla a los enfermos que no pueden ir a Lourdes, y realizar este gesto con quienes lo hacen.

Podemos recordar que el agua de la Gruta fue para nosotros un signo de nuestra sed de beber la palabra de Dios, un signo de la purificación que queremos pedir a Jesús.

Todo esto nos pone en comunión con millones de personas de todo el mundo que nunca vendrán a Lourdes, pero que viven de la gracia que reciben de la Inmaculada y la expresan fervorosamente realizando el gesto del agua.

 

Hemos encendido velas

Este gesto también puede tener un lugar importante en nuestra vida diaria. Como Bernardita, cuando rezamos, podemos encender una vela. En momentos especiales podemos encender una velita delante de un icono, una estampa o un crucifijo.

Este gesto nos recuerda nuestro bautismo, nos recuerda la presencia en medio de nosotros de Jesús, que es la Luz del mundo (Jn 8,12), y nos señala nuestro destino final, cuando veremos a nuestro Salvador tal como es porque nos hemos hecho semejantes a él (1 Jn 3,2).

 

Hemos rezado el rosario con más personas

 

Es importante tener consigo ese objeto sencillo que llamamos rosario, porque verlo nos ayuda a escuchar la llamada a la oración que nos susurra como una madre la Virgen Inmaculada.

 

Tener un rosario consigo significa que podemos utilizarlo dondequiera que estemos. De hecho, Bernardita nos dice que:

A la Santísima Virgen le gusta mucho que se rece el rosario.

Después de una peregrinación a Lourdes, muchas personas participan (en directo o en diferido6) en la meditación diaria del rosario en la Gruta de Massabielle. Muchos entran también en una iglesia para rezar el rosario con otras personas. Otros más descubren o vuelven a descubrir el rezo del rosario en pareja, en familia o con amigos.

 

Hemos tenido en cuenta a los demás, sonriéndoles, escuchándoles y ayudándolos.

 

Cualquiera que sea nuestra condición, de un modo u otro encontramos en nuestra vida cotidiana lo que hemos visto en Lourdes, y desde lo más profundo de nuestro corazón comprendemos que a partir de ahora nuestro comportamiento se ha vuelto algo diferente.

Ante el sufrimiento, la enfermedad, la angustia y toda clase de aflicciones, comprendemos que si nos sentimos impotentes e incluso abrumados por el sufrimiento de los demás,

aún podemos hacer algo. ¿Qué podemos hacer? Podemos dirigirnos con confianza a nuestra Madre celestial, la Virgen Inmaculada, que nos ayudará a poner delicadamente bálsamo


donde hay sufrimiento, a hacernos presentes donde hay soledad, a telefonear para dar noticias y dar confianza y esperanza, para ofrecer una sonrisa

para invitar a volverse juntos con María hacia su Hijo.

 

Hemos participado en las procesiones

 

En Lourdes, no sólo se celebran procesiones todos los días, sino que también son el medio de locomoción del Pueblo de Dios. Cada día, los grupos se desplazan así, tranquilamente, meditando, estando cada uno donde debe estar y haciendo lo que debe hacer. Todos juntos, llegan al lugar al que se dirigen para un momento de oración, un momento de adoración o la celebración de la misa, tranquilos y, por tanto, preparados.

En los momentos de ocio, una familia se desplaza como puede, sin prestar atención. La misma familia que camina hacia la iglesia para la misa dominical puede vivir este paseo, por breve que sea, como un tiempo de procesión. Así vivió Bernardita su procesión a la Gruta: en oración y meditación, preparándose para el encuentro con la Señora.


Entramos en oración para encontrarnos sacramentalmente con Cristo

La lectura y la meditación de la Palabra de Dios, los tiempos de silencio y la escucha de la voz de Cristo forman parte de la peregrinación a Lourdes, porque son la esencia misma de la vida de un creyente, de todo bautizado, de todo discípulo de Cristo Jesús.

La Virgen Inmaculada es nuestra Madre. Debemos mirarla y escucharla para imitarla en la verdad y la belleza de su relación con su Hijo Jesucristo.

 

Esa relación, puesto que es vital en el sentido de que es nuestra vida la que está en juego, esa relación, entendemos, es a cada momento.

La peregrinación se nos ofrece para que encontremos a Cristo y lo acojamos allí donde está: en nuestra propia vida, tal como es.

Para algunos, realizar una peregrinación que tiene lugar en un santuario concreto forma parte de la vida cristiana habitual, mientras que para otros les permite formar parte de la vida de la comunidad cristiana. Tanto para unos como para otros, el santuario ofrece un momento especial, una oportunidad para empezar de nuevo, un verdadero comienzo7.

7 Lourdes, las palabras de María, del P. Régis-Marie de la Teyssonnière

 



TEMA PASTORAL DEL SANTUARIO DE LOURDES 2024 (4. LA PRESENCIA EN LOURDES. UN CAMINO DE COMUNIÓN)

                                   

4.     La presencia en Lourdes

Un camino de comunión

Las tres puertas

 

Lo que hace que la peregrinación a Lourdes sea tan especial no es sólo la oportunidad de participar en celebraciones diferentes cada día, sino el hecho de que ofrece tres formas diferentes y complementarias de acoger la extraordinaria gracia de Lourdes. Cada uno de nosotros puede empezar por una u otra... No importa, ¡lo esencial es pasar un día por las tres!

La primera puerta son los gestos específicos de la peregrinación a Lourdes: entrar en la Gruta, venerar la roca, beber y lavarse con el agua de la fuente, llevar la luz.

La segunda son las devociones que expresan la piedad de la Iglesia: rezamos el rosario, participamos en las procesiones, hacemos el Vía Crucis.

La tercera puerta son los sacramentos: los católicos bautizados que pueden hacerlo se confiesan y reciben la sagrada Comunión.


La experiencia de Bernardita 

Podemos ver que la piedad de Bernardita -es decir, su relación con Dios- se expresaba en presencia de María de tres maneras diferentes.

-  En primer lugar, la Señora le hizo señas para que se acercara a la Roca y entrara en la Gruta. Posteriormente, le pidió que fuera a beber y a lavarse con el agua de la fuente.

 

Algunas mujeres bien intencionadas le confiaron una vela encendida, que ella aceptó, sosteniéndola en su mano en actitud contemplativa.

-  Después de haber rezado el rosario con la Santísima Virgen, se le encomendó la misión de rogar a Dios por la conversión de los pecadores. Entonces María le pidió que viniera en procesión.

Bernardita confiesa:

 

Rezar el rosario y meditar

el Vía Crucis son mis grandes devociones

-     Finalmente, al principio del tiempo de las apariciones, Bernardita se confiesa por primera vez en su vida, antes de hacer la Primera Comunión poco antes de la última aparición.


¿Por qué se confesó y comulgó? Para entrar más profundamente en su proceso de conversión, es decir, en una relación cada vez más estrecha con Dios.

María, Jesús, la cruz, esos son los únicos amigos que quiero.


La experiencia de los peregrinos

 

Hoy, con los peregrinos presentes en Lourdes, hacemos la misma observación, ya que cada uno de nosotros lleva dentro tres maneras de vivir y expresar su relación con Dios.

 

-          Todos entran en la Gruta, tocan la Roca, beben y se lavan con el agua de la fuente. Después encienden una vela.

Son los gestos típicos de los peregrinos de Lourdes, acordes con la piedad popular.

-          Todos participan en las devociones tradicionales de la Iglesia,

rezar el rosario, participar en las procesiones, meditar el Vía Crucis.

-          En cuanto a la vida sacramental, hoy se articula en torno a la confesión, la Eucaristía y la adoración del Santísimo Sacramento. Sin embargo, muchos peregrinos dicen que no se confiesan ni van a misa con regularidad, y enseguida añaden:

Ya que estamos en Lourdes, lo vamos a hacer.

 

El fruto de esta experiencia

 

Este comportamiento abre el corazón a un cambio de actitud. ¿No es el camino de Lourdes un camino de conversión? Quien lo experimenta manifiesta entonces el deseo de ayudar, de servir, de dar gratuitamente su tiempo.

De este modo, los gestos de la piedad popular, las devociones tradicionales de la Iglesia y la vida sacramental se entrelazan, sin dejar de ser distintas.

 

Estos tres enfoques no sólo son complementarios, sino que sobre todo se enriquecen mutuamente.

En la forma tan particular en que funciona Lourdes, es la propia experiencia de Bernardita la que continúa hoy en día. Ya que, en Lourdes, la Iglesia no cesa de acompañar y acoger a las personas con vistas a su encuentro.

Todo el trabajo realizado por el santuario no tiene otra finalidad que permitir a los peregrinos vivir la peregrinación. En cuanto llegan los peregrinos, es como si el santuario desapareciera en un segundo plano: las grandes celebraciones que realiza el santuario las realizan los peregrinos. Por ejemplo, en una misa internacional  a  la  que  asisten  miles  de  personas,  sólo  unas  decenas  de participantes activos pertenecen a los equipos del santuario, ya sean sacristanes, técnicos de sonido, organistas, maestros de canto y de ceremonias, etc.

Todos los demás son peregrinos que, la mayoría de las veces, no participaron en la misa internacional anterior y no asistirán a la siguiente. Desde el obispo que preside hasta los hospitalarios, desde los lectores hasta los miembros de la coral y, por supuesto, toda la asamblea, todos son peregrinos.

Hay algo hermoso, real, en definitiva, muy eclesial. En efecto, es siempre a través de los demás como tenemos acceso a la fuente. Y cada persona es siempre la que señala la fuente y a quien se señala la fuente. Es el que da el agua y el que la recibe. El encuentro con la Santísima Virgen y, a través de ella, con su Hijo Jesucristo, se juega en el encuentro con el otro, pues es ahí donde comienza. Jesús lo dice explícitamente en el Evangelio: "Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20). Muchas personas lo experimentan en sus relaciones familiares o en su comunidad cristiana.

En Lourdes, por supuesto, esto es visible como signo que se da, pero la escala a la que se da este signo ya permite vislumbrar algo más: la nueva humanidad5.


5 La Gruta de Lourdes, un camino de Evangelio, del P. Régis Marie de la Tessonnière [Nuestra traducción]


Santa María, Madre de Dios,

has dado al mundo la verdadera luz, Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios.

Te has entregado por completo a la llamada de Dios y te has convertido así en fuente

de la bondad que mana de Él. Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él. Enséñanos a conocerlo y amarlo, para que también nosotros

podamos llegar a ser capaces de un verdadero amor

y ser fuentes de agua viva

en medio de un mundo sediento.

 

Oración del Papa Benedicto XVI

Concluyendo su Carta encíclica Dios es Amor

(Deus Caritas est, 25 de diciembre de 2005)

TEMA PASTORAL DEL SANTUARIO DE LOURDES 2024 (3. PROCESIÓN Y PEREGRIACIÓN. UN CAMINO DE REVELACIÓN)

 

3.    Procesión y peregrinación

Un camino de revelación

 

El camino de Bernardita

La peregrinación consiste, en la mayoría de los casos, en el desplazamiento desde la propia casa hasta un lugar santo.

 

Por tanto, la procesión-peregrinación no puede considerarse fuera de su lugar de convergencia, del lugar al que se va a llegar.

Evocar la peregrinación de Lourdes significa al mismo tiempo:

 

-  El santuario de la Inmaculada Concepción

-  El grupo que va y permanece allí

-  El contenido de la peregrinación que se va a realizar

En Lourdes, quizás más que en ningún otro lugar, la relación que se establece entre las personas es esencial, ya que la característica primordial de la peregrinación a la Gruta de Lourdes es que existe por deseo de la Virgen Inmaculada, expresado el 2 de marzo de 1858:

que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión-peregrinación.

¿Por qué una petición tan sencilla y precisa?

Para que todos aquellos a quienes María atraiga a la Gruta puedan prolongar la experiencia de Bernardita. La peregrinación-procesión de Bernardita puede resumirse en tres palabras:

-  Atraída

-  Acompañada

-  Acogida

Nuestros contemporáneos pueden sorprenderse de que Bernardita no tomara la iniciativa y que su actitud pudiera parecer incluso pasiva.

De hecho, el primer rol es el de María: es la Santísima Virgen quien atrae a Bernardita hacia sí.

El segundo rol tampoco es el de Bernardita, sino el de las personas que María eligió para acompañar a la joven desde su casa hasta la Gruta,

donde la Virgen Inmaculada la espera.


El tercer rol es el de otras personas sobre las que María puede contar

para hacer posible y eficaz su encuentro con Bernardita en la Gruta de Lourdes.

De la misma manera que Jesús, María se dirige siempre a la humanidad de cada persona, para que la gracia de la que es dispensadora llegue al corazón de unos

a través de la acción de otros, es decir, de aquellos que acompañan y acogen.

No sólo estas tres realidades que son la atracción, el acompañamiento y la acogida preparan a Bernardita para el encuentro con la Bella Señora de la Gruta, sino que también

nos abren a la esperanza, ya que son la primicia y el fin de la esperanza para Bernardita en el pasado y para todos los que vienen hoy a Lourdes.

Por eso esta meditación para la peregrinación a Lourdes en 2024 va dirigida a los que acompañan y a los que son acompañados,

a los que acogen y a los que son acogidos.

Todos avanzan por un camino que se anuncia como un camino de revelación.

 

La experiencia eclesial

 

Dos observaciones con respecto a los encuentros con Dios y con los demás.

Primera. La atracción, el acompañamiento y la acogida requieren la participación efectiva de ambos protagonistas. De modo que no hay, por un lado, quien hace y, por otro, quien se beneficia de lo que se hace por él. La peregrinación es, pues, una convivencia cuyo fin último es el encuentro con Dios. Y todo encuentro implica olvidarse de uno mismo, dar siempre más importancia al otro que a uno mismo, y expresarlo mediante el don de uno mismo.

Este encuentro, que es la peregrinación, comienza con el encuentro con los demás. Luego se abre al encuentro con la Virgen Inmaculada.

María designa y entrega inmediatamente a su Hijo Jesucristo. Entonces, el Salvador del mundo ofrece al peregrino el don de sí mismo a Dios, su Padre.

Este es el Ser mismo de Jesús:

Que no se haga mi voluntad, sino la tuya (Lc 22, 42).

Es el ser de la única criatura que dice: Yo soy la Inmaculada Concepción.

Prefiere a su Hijo Jesús antes que a misma y lo expresa con el don total de misma acogiendo en su seno al Hijo de Dios hecho hombre:

Hágase en según tu palabra (Lc 1, 38).

Este es el camino propuesto a Bernardita.

Al recibir la señal de la cruz desde el primer encuentro con la Señora, prefirió a la Madre de Jesús antes que a sí misma,

viviendo así en la esperanza de la vida eterna:


Cueste lo que cueste, siempre debo hablar de mi Madre.

 

La segunda observación concierne la experiencia del peregrino que vuelve sus ojos hacia la Gruta de Lourdes.

Lo que ve le invita a abrir su corazón, a dejarse dilatar, llenar

y ser colmado por la gracia del Espíritu de Dios que le transmite la Virgen Inmaculada.

En la Gruta, a través de la oración, la súplica y la acción de gracias, los peregrinos entran en un proceso eminentemente personal.

Sin embargo, en ese mismo momento, toman conciencia de que no son, a pesar suyo, parte de una yuxtaposición de individuos, sino que experimentan una cierta cercanía con quienes les rodean.

Y ésta es una experiencia nueva para él, que no sólo no es estática, sino que le lleva a otros descubrimientos. Ahora se siente concernido por los demás e incluso solidario con ellos.

Y así, poco a poco, descubre que esta comunidad,

a la que ahora es consciente de pertenecer, es la Iglesia.

No una Iglesia que le asusta o a la que le gustaría atacar o denigrar, sino el santo y fiel Pueblo de Dios. La Iglesia que sirve, ama y cuida. La Iglesia cuyo primer miembro es María, la Madre de Jesús, la primera de los humildes, los pobres del Señor. María es la que está al lado de todos sus hijos, a los que atrae a la Gruta de Lourdes.

Así, en la roca de Massabielle, volviéndose hacia la Virgen Inmaculada, los peregrinos de Lourdes descubren la Iglesia. Y cuando salen de la Gruta, ven al Pueblo de Dios reflejado en el rostro puro de la Virgen Inmaculada.

Sin embargo, si la Gruta es la casa de María, es porque ella es el santuario de su Hijo Jesucristo, el Salvador del mundo. Es también allí donde plantó su cruz, como lo ha hecho en el corazón de cada bautizado. Es allí donde, por medio de María, no cesa de atraer hacia sí a la multitud humana (Jn 12,32).

 

Una experiencia eclesial muy concreta

 

La peregrinación-procesión es un camino de encuentros con Dios y con los demás con María y con Cristo

con la Iglesia y consigo mismo.

Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18, 20).


 

Por eso la presencia de un guía espiritual

nos hace avanzar mucho más en el conocimiento de la Iglesia

entre los que los sacerdotes ordenados ejercen su ministerio sacerdotal

para reunir a la familia de Dios, y así conducirla por el Hijo, en el Espíritu, hacia Dios Padre.

Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos,

bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado (Mt 28, 19-20).

Escuchar la Palabra de Dios

es un alimento para el alma, que fortalece y transforma a cada uno en un miembro vivo del cuerpo de Cristo: la Iglesia.

Las palabras que os he dicho son espíritu y vida (Jn 6, 63).

El camino emprendido en Lourdes es, pues, un camino de Revelación divina.

En la procesión-peregrinación, la respuesta a la Palabra de Dios que escuchamos

se expresa espontáneamente en la oración, que en Lourdes adopta múltiples formas, teniendo en cuenta la situación personal y cultural de cada uno,

antes de expresarse de manera única en la oración comunitaria.

 

Por eso, habitados interiormente por la Palabra de Dios,

la presencia de los demás suena como una llamada a realizar actos de caridad evangélica en su favor

es decir, a considerar cómo Dios actuaría con ellos.

Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis (Mt 25, 40).

Cuando empezamos a vivir así, descubrimos la realidad de la Eucaristía

que significa vida dada, entregada y ofrecida, y que a su vez se convierte en vida reconciliada

- incluso a través de la celebración del sacramento en la capilla de las confesiones -

con Dios, con los demás, consigo mismo.

Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió, lo dio a los discípulos y les dijo:

«Tomad y comed: esto es mi cuerpo» (Mt 26, 26).

María, la sierva del Señor

 

Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia.

Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño

María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también

en aquellos que parecen imperceptibles.

Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo,

en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos

Le rogamos que con su oración maternal

nos ayude para que la Iglesia llegue a ser una casa para muchos, una madre para todos los pueblos, y haga posible

el nacimiento de un mundo nuevo.

Papa Francisco

Exhortación apostólica

La alegría del Evangelio, 288

(Evangelii Gaudium

TEMA PASTORAL DEL SANTUARIO DE LOURDES 2024 (5. EL REGRESO DE LOURDES. UN CAMINO DE ESPERANZA)

                               5.        El regreso de Lourdes Un camino de esperanza   La peregrinación es un tiempo de...