miércoles, 7 de febrero de 2024

DÍA 1- TRIDUO A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES (8 de Febrero)

 

ORACIONES INICIALES PARA TODOS LOS DIAS

Acto de Contrición                                  

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

ORACION DEL PRIMER DIA

Nuestra Señora de Lourdes, Virgen Inmaculada, ruega por nosotros. Nuestra Señora de Lourdes, aquí estoy a tus pies para solicitar esta gracia: que yo tenga confianza en que tu poder intercesor es inquebrantable. Todo lo puedes obtener de tu Divino Hijo.

Un propósito: Haz un acto de reconciliación hacia una persona que haya sido hostil o de quien te has alejado por antipatía.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

ORACION FINAL

 Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma las dulcísimas y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los goces purísimos del cielo. Amén.


EL AGUA

 Realizar el «Gesto del agua»:

  • Hombres y mujeres hospitalarios acogen a los peregrinos en las piscinas para ayudarles a realizar espiritualmente el «Gesto del agua», que puede hacerse solo, en grupo, en pareja, en familia, con amigos… en Iglesia. 
  • También se puede realizar de manera personal el gesto de beber y lavarse la cara con el agua del Manantial que brota en las dieciocho Fuentes situadas junto a la Gruta. El número dieciocho recuerda el número de apariciones.

Rellenar recipientes con agua del Manantial

  • Los grifos situados junto cerca de los arcos de la basílica del Rosario tienen un caudal suficiente para llenar los recipientes que podrá llevarse a casa para usted o para sus seres queridos.

Fue el 25 de febrero de 1858, durante la novena aparición, cuando todo cambió. Todo cambia cuando Bernardita recibe la orden: «Vaya a beber y a lavarse en la fuente». Desde aquel día, millones de peregrinos y visitantes acuden a Lourdes para beber y lavarse en esa agua, que no tiene propiedades terapéuticas ni específicas. La propia Bernardita Soubirous decía: «Beben el agua como si fuera una medicina… Hay que tener fe, hay que rezar: ¡esta agua no tendría ninguna virtud sin la fe!» La popularidad del agua de Lourdes se debe a los milagros, pero no es agua bendita: el agua del Manantial sólo puede ser bendecida por un sacerdote.

Muchos peregrinos quieren llevarse un poco para ellos o para sus seres queridos. El agua de Lourdes es gratuita y de libre acceso en las fuentes del Santuario. No se puede vender.

Si desea recibir agua, el Santuario de Lourdes le invita a que se ponga en contacto con la organización de peregrinos más cerca

El Santuario de Lourdes pone el agua de Lourdes a disposición de todos los que deseen llevarla consigo. El agua es totalmente gratuita y no se puede vender.
Si quiere agua de Lourdes y no puede venir a buscarla, el Santuario de Lourdes le invita a ponerse en contacto con la organización de peregrinaciones más cerca de su casA.

LAS 3 BASÍLICAS

 

El recinto del santuario abarca 53 hectáreas y cuenta con 22 lugares de culto. Se celebran cada año unas 10.000 misas. El nombre de «basílica» dado a una iglesia es un honor, un privilegio, una distinción otorgada por el Papa y que coloca a esta iglesia bajo la protección de la Santa Sede Apostólica. Entrando en el Santuario por la puerta de San Miguel, se encuentran las dos primeras basílicas. La primera capilla, pedida por la Virgen María durante la 13ª aparición, es la basílica de la Inmaculada Concepción. Domina la basílica de Nuestra Señora del Rosario. La tercera basílica es subterránea. Se extiende a lo largo de la gran explanada de las procesiones. Cada basílica ha sido construida para acoger al creciente número de peregrinos: desde las apariciones hasta principios de los años sesenta. Cada una tiene una arquitectura particular y única y está decorada con arte propio.

La basílica de la Inmaculada Concepción

Iniciada en 1866, es la capilla pedida por la Virgen María durante la 13ª aparición: «Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y se venga en procesión».
Lleva el nombre revelado por la Virgen a Bernardita: «Que soy era Immaculada Councepciou».

  • FICHA TÉCNICA
    Estilo: neogótico
    Arquitecto: Hippolyte Durand
    Bendición: 15 de agosto de 1871
    Consagración: 1 de julio de 1876
    Dimensiones: 51 metros de largo, 21 metros de ancho y 70 metros de alto hasta la punta de la aguja.
    Arte específico: vitrales
    42 ventanas con una superficie de 150 m².
    Los vitrales detallan las apariciones, la historia de Lourdes y de la Iglesia.

  • La basílica de Nuestra Señora del Rosario

    • FICHA TÉCNICA
      Estilo: románico-bizantino, planta de cruz griega
      Arquitecto: Léopold Hardy
      Bendición: 7 de agosto de 1889
      Consagración: 6 de octubre de 1901
      Arte específico: los mosaicos que representan los misterios del Rosario.
      En el interior: 2.000 m² de mosaicos realizados por el taller italiano Facchina, basándose en los dibujos de muchos artistas.
      Exterior: los misterios luminosos, añadidos en 2008, son obra del padre Marko Ivan Rupnik.

    • La basílica de San Pío X

      Inaugurada en 1958 para el centenario de las apariciones, esta basílica subterránea es una proeza arquitectónica por sus dimensiones, sus formas modernas que no se parecen a ningún otro edificio religioso contemporáneo gracias a medios modernos como el hormigón pretensado.
      Es el lugar donde se celebran las misas internacionales, los grandes encuentros, la adoración del Santísimo y la bendición de los enfermos al final de cada procesión eucarística.

      • FICHA TÉCNICA
        Estilo: forma de barco elíptico o invertido, en hormigón pretensado
        Arquitecto: Pierre Vago
        Ingeniero: Eugène Freyssinet
        Consagración: 25 de marzo de 1958 (100 años de las apariciones)
        Dimensiones: 12.000 m², 201 metros de largo y 81 metros de ancho
        Capacidad: 5.000 asientos; 20.000 plazas en total
        Arte específico: gemmail
        Esta técnica, conocida como «arte de la luz», fue iniciada después de la Segunda Guerra Mundial por Jean Crotti y desarrollada por Roger Malherbe-Navarre.
        Los 52 gemmails se dividen en 3 ciclos:
        – Viacrucis de Denys Solère (1981)
        – Misterios del Rosario de Falcucci (1987)
        – Apariciones de Massabielle de Margotton (1993)
        + algunas piezas aisladas

La vida de Bernardita Soubirous, santa Bernardita

 

Todo lo que sabemos de las apariciones y del mensaje de Lourdes nos ha llegado por Bernardita, la única que vio. Todo depende de su testimonio. ¿Quién es Bernardita? Podemos distinguir tres etapas en su vida: los años oscuros de su infancia, una vida “pública” en el tiempo de las apariciones y del tes­timonio y, por último, una vida “oculta” como religiosa en Nevers.

Los años oscuros

Cuando se habla de las aparicio­nes, se suele presentar a Bernardita como una chica pobre, enferma e ignorante que vive miserable­mente en el «Calabozo». Es ver­dad, pero no siempre fue así. Cuando nació en el molino de Boly el 7 de enero de 1844, era la primogénita, la heredera de Francisco Soubirous y Louisa Castérot, casados por amor, cosa no muy frecuente en esa época. Bernardita crece en una familia unida que se ama y donde se reza. Vive diez años de felicidad en esa etapa tan decisiva de la primera infancia, que le darán una solidez y un equi­librio sorprendentes. La miseria que sobreviene no puede acabar con esa riqueza humana. Es ver­dad que a los 14 años Bernardita mide 1,40 m, padece crisis de asma y problemas de estómago, pero ella no es cualquier cosa: es una autén­tica bigurdana cap bourrut, «cabe­za dura», parecida a las piedras de las canteras de Lourdes. Tiene una naturaleza viva, espontánea, tenaz, de réplica fácil -como comproba­rá el propio Jacomet-, incapaz de dobleces. Tiene amor propio, co­sa que no se le escapa a la madre Vauzou en Nevers: «Carácter rígi­do. Muy susceptible». Bernardita se aflige por sus defectos y los combate enérgicamente. Así pues, una personalidad fuerte, pero sin cultura. Nada de colegio: había que trabajar en la taberna de la tía Bernarda. Nada de catecis­mo: su memoria rebelde no rete­nía las fórmulas abstractas. A los 14 años no sabía leer ni escribir, y se siente excluida, como se diría hoy. Entonces reacciona: en sep­tiembre de 1857 la envían a Bar­très, y vuelve a Lourdes el 21 de enero de 1858: quiere hacer la pri­mera comunión, cosa que ocurre el 13 de junio.

La vida «pública” 

Corresponde a la época de las apariciones. En sus ocupaciones cotidianas, como ir a buscar leña, Bernardita se encuentra cara a cara con el misterio. Un ruido «como una ráfaga de viento», una luz, una presencia. ¿Cómo reacciona? Demostrando sentido común y un dis­cernimiento notables. Creyendo que podía ser una ilusión, pone en mar­cha todos sus recursos humanos: observa, se frota los ojos, intenta comprender. Luego se vuelve hacia sus compañeras para comprobar sus impresiones: «¿No habéis visto nada?». Entonces se dirige a Dios y reza el rosario. Se dirige a la Igle­sia y pide consejo en confesión al padre Pomian: «He visto algo blanco que tenia la forma de una Seño­ra». Interrogada por el comisario Jacomet, responde con una seguridad, prudencia y firme­za sorprendentes en una chica sin estudios: «Aquero, no he dicho la Santísima Virgen… Señor, usted me lo ha cambiado todo». Cuenta lo que ha visto con un desparpajo y una li­bertad asombrosos: «Estoy encargada de decírselo, no de hacérselo creer».

Cuenta las apariciones con exactitud, sin añadir ni quitar. Una sola vez, atemorizada por la rudeza de Peyramale (lit. mala piedra), añade: «Señor párroco, la Señora sigue pidiendo la capilla…, ¡aunque sea muy pequeña!». En su carta pasto­ral sobre las apariciones, Mons. Laurence subraya «la sencillez, el candor, la modestia de esta niña… que cuenta todo sin afectación, con una ingenuidad conmovedora… y, a las numerosas preguntas que le hacen, responde sin dudar, de mo­do claro y preciso, con una fuerte convicción». Insensible tanto a las amenazas como a las ofertas de sa­car partido, «la sinceridad de Ber­nardita es incontestable: no ha querido engañar». Pero ¿no se esta­rá engañando ella misma, victima de una alucinación?, se pregunta el obispo.

Entonces apela a la calma de Bernardita, a su sentido común, a la ausencia de exaltación y a que las apariciones no dependen de Bernardita, pues han ocurrido sin que ella las esperase: durante la quincena, dos días acudió a la Gru­ta sin que la Señora apareciese.

Para llegar a estas conclusiones, Ber­nardita ha tenido que responder a curiosos, admiradores, periodistas y otros, y comparecer ante comisiones de investigación civiles y religiosas. Arrancada del anonimato, se ve pro­yectada al primer plano de la actua­lidad, victima de una «tempestad mediática». Podemos imaginar la paciencia, el equilibrio y el humor necesarios para resistir y preservar la pureza de su testimonio. No acep­ta regalos: «Quiero seguir pobre». No bendice los rosarios que le pre­sentan: «No llevo estola». Ni vende medallas: «No soy comerciante». Y ante las imágenes a diez perras que la representan, exclama: «¡Diez pe­rras, eso es lo que valgo!». En estas condiciones la vida en el Calabozo se vuelve imposible: hay que protegerla. El párroco Peyra­male y el alcalde Lacadé acuerdan que Bernardita sea admitida como «enferma indigente» en el Hospi­cio de las Hermanas de Nevers, al que llega el 15 de julio de 1860. Con 16 años aprende a leer y a es­cribir. Aún hoy se pueden ver en la iglesia de Bartrès los «palotes» trazados por su mano. Posterior­mente escribe a menudo a su fami­lia por un bautizo, una primera co­munión o un funeral; ¡escribe incluso, al Papa! Visita a sus pa­dres, que han vuelto a la «casa pa­terna»; cuida enfermos, pero ante todo busca su camino: si no sirve para nada ni tiene dote, ¿cómo ser religiosa? Al final entra en las Her­manas de Nevers «porque no me han obligado a ello». Desde enton­ces en su interior se impone una verdad: «Mi misión en Lourdes ya ha terminado». Como Juan Bautis­ta ante Jesús, debe desaparecer pa­ra hacer sitio a María.

La vida “oculta” en Nevers

Ella misma usa esta expresión: «He venido aquí para ocultarme». En Lourdes era Bernardita, la vi­dente; en Nevers se convierte en la hermana Marie-Bernard, la san­ta. A menudo se ha hablado de la severidad de sus superioras con ella, pero hay que comprender que Bernardita era un caso espe­cial: había que apartarla de la cu­riosidad, protegerla y proteger la Congregación. Bernardita relata las apariciones a la comunidad, reunida al día siguiente de su lle­gada; luego ya no podrá hablar. La dejan en la casa madre, aunque le hubiera gustado cuidar enfermos en otro lugar. El día de su profe­sión, no hay ninguna ocupación prevista para ella. Entonces el obispo, inspirado, le encomienda «el trabajo de orar». «Rece por los pecadores», le había dicho la Se­ñora. Y lo cumple. «Mis armas son la oración y el sacrificio», le escribe al Papa. La enfermedad la convierte en una columna de la enfermería. Y luego están las in­terminables sesiones de locutorio: «Estos pobres obispos harían me­jor quedándose en su casa». Lour­des está muy lejos… ¿Volver a la Gruta? ¡Nunca!, «Dejarían a la Santísima Virgen para seguirme». Pe­ro todos los días va allí en peregrinación espiritual.

No habla de Lourdes; lo vive. «Us­ted debe ser la primera en vivir el mensaje», le dice el padre Douce, su confesor. De hecho, después de ser ayudante de enfermería, entra poco a poco en la condición de en­ferma, lo que convierte en «su ta­rea» al aceptar, con un perfecto ac­to de amor, todas las cruces por los pecadores: «Después de todo, son nuestros hermanos». En las largas noches de insomnio, unién­dose a las misas que se celebran en todo el mundo, se ofrece como una «crucificada viviente» en el enorme combate entre las tinieblas y la luz, asociada con María al misterio de la Redención y con los ojos fijos en el Crucifijo: «De ahí saco mi fuerza».

Muere en Nevers el 16 de abril de 1879 a la edad de 35 años. La Iglesia la proclamó santa el 8 de diciembre de 1933, no por haber sido favorecida por las apariciones, sino por el modo en que respondió.

Algunas frases de Bernardita:

“Estoy encargada de decírselo, no de hacérselo creer ”.
“Cuanto más sencillo se escriba será mejor”.
“Cuando no se desea nada, siempre se tiene lo que se necesita”.
“Cuando Dios lo permite, no hay que quejarse”.
Respondiendo a la pregunta «¿Sufre usted?
ella responde: «Todo esto es bueno para el cielo».

Fechas importantes en la vida de Bernardita Soubirous

1843 – 9 de enero: Matrimonio de François Soubirous y Louise Castérot.
1844 – 7 de enero: nacimiento de Bernardita en el Moulin de Boly.
1844 – 9 de enero: bautismo de Bernardita.
1846 – Nacimiento de su hermana Toinette.
1851 – Nacimiento de su hermano Jean-Marie.
1854 – Quiebra del molino de Boly trabajado por François Soubirous.
1855 – Nacimiento de su hermano Justin, y Bernardita se ve afectada por la epidemia de cólera que azota Lourdes y sus alrededores.
1857 – La familia Soubirous se instala en el Calabozo. Bernardita es empleada como pastora en Bartrès y a veces en el bar de su tía en Lourdes, donde ayuda en el servicio.
1858 – 17 de enero: Bernardita deja Bartrès.
1858 – 11 de febrero: primera aparición en la Gruta de Massabielle.
1858 – 3 de junio: Bernardita hace la Primera Comunión.
1858 – 16 de julio: última de las 18 apariciones.
1858 – 17 de julio: Bernardita se entrevista por primera vez con un obispo (de Montpellier).
1860 – 5 de febrero: Bernardita se confirma y se encuentra por primera vez con Mons. Laurence, obispo de Tarbes.
1861 – Primeras sesiones fotográficas de Bernardita.
1862 – La salud de Bernardita empeora y recibe la extremaunción.
1863 – Encuentro con el escultor Joseph Fabisch para la realización de la imagen de Nuestra Señora de Lourdes.
1864 – Bernardita expresa su deseo de entrar en el convento de las hermanas en Nevers.
1866 – Bernardita está presente entre la multitud para la inauguración de la Cripta y sale de Lourdes el 4 de julio.
1867 – Bernardita hace su profesión religiosa con las Hermanas de Nevers, donde recibe «el empleo de la oración».
1875 – A partir de este año, Bernardita se pone cada vez más enferma.
1878 – Bernardita está casi permanentemente postrada en su habitación de Nevers.
1879 – 16 de abril: fallecimiento de Bernardita.
1925 – 14 de junio: Beatificación de Bernardita.
1933 – 8 de diciembre: canonización de Bernardita.



 

Los milagros de Lourdes

 


Los primeros milagros de Lourdes tuvieron lugar tras las apariciones de la Virgen María a Bernardita en 1858.
Desde entonces, miles de declaraciones de curación han sido recogidas por una organización única en el mundo: la Oficina de las constataciones médicas.

UNA OFICINA DE CONSTATACIONES MÉDICAS ÚNICA EN EL MUNDO

Fundada en 1883, la «Oficina de Constataciones Médicas de Lourdes», al igual que las piscinas1, forma parte del patrimonio histórico del Santuario de Lourdes. Es un lugar único en el mundo, ya que ningún otro santuario, independientemente de su religión, cuenta con la presencia permanente de un médico encargado de registrar, verificar e investigar los casos de supuestas curaciones.
De los más de 7.000 casos de curación registrados en Lourdes desde las apariciones, 70 casos han sido reconocidos hasta ahora como milagrosos por la Iglesia 2. Más del 80% de las curaciones reconocidas como milagrosas han beneficiado a las mujeres. La persona más joven cuya curación fue reconocida como milagrosa tenía 2 años. Los países de origen de las personas cuya curación fue reconocida como milagrosa fueron Francia (56), Italia (8), Bélgica (3), Alemania (1), Austria (1) y Suiza (1). Seis personas afirman haber sido curadas por la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes sin haber acudido a Lourdes. La mayoría de las personas se curaron por contacto con el agua de Lourdes (50), la mayoría de ellas en las piscinas del Santuario.

HISTORIA

A petición del P. Rémi Sempé, padre de Garaison y primer rector del Santuario, el Dr. Georges-Fernand Dunot de Saint-Maclou fundó la Oficina de las Constataciones Médicas para que nadie saliera de Lourdes afirmando estar «curado» sin haber sometido su historia de curación a una verificación médica rigurosa y colegiada. En 1886, a través del Arzobispo de Cagliari, Mons. Vincenzo Gregorio Berchialla, el papa León XIII dio su aprobación a los rigurosos procedimientos de la Oficina médica de Lourdes. Y en 1905, el obispo de Tarbes recibió la confirmación de la Santa Sede de su derecho a utilizar los procedimientos de la Oficina médica para estudiar las curaciones declaradas. Este derecho sigue en vigor hoy en día.

Declarar un milagro: 4 etapas fundamentales

El médico permanente de la Oficina de las Constataciones Médicas, misión ocupada desde 2009 por el Dr. Alessandro de Franciscis, recibe a las personas que desean declarar una curación. Si considera que el caso es serio y merece una investigación más profunda, convoca a sus compañeros médicos y al personal sanitario que estaba presente en Lourdes ese día y que indicaron su presencia en el registro de la Oficina de las constataciones médicas de Lourdes. Si los médicos deciden colectivamente continuar con la investigación, la curación se somete entonces a un largo proceso de investigación, que puede durar varios años, al final del cual los miembros del Comité Médico Internacional de Lourdes (CMIL) votan que la curación es «inexplicada en el estado actual de nuestros conocimientos».
A continuación, se informa del resultado del voto del CMIL al obispo del lugar de residencia de la persona curada. Le corresponde entonces a él, como representante de la jerarquía eclesiástica, decidir si lo declara como milagro3.

El trabajo y el voto de los médicos deben respetar una serie de 7 criterios:

  1. El primer criterio es que la enfermedad debe ser grave y tener un mal pronóstico.
  2. En segundo lugar, la enfermedad debe ser conocida y catalogada por la medicina.
  3. En tercer lugar, esta enfermedad debe ser orgánica, lesional, es decir, debe haber criterios objetivos, biológicos, radiológicos, todo lo que existe actualmente en la medicina; esto significa que aún hoy no se reconocerán curaciones de patologías sin criterios objetivos precisos, como las enfermedades psicológicas, psiquiátricas, funcionales, nerviosas, etc. (esto no significa que estas enfermedades no puedan ser curadas, pero en el criterio de la Iglesia, no serán reconocidas como milagros en el estado actual de las cosas).
  4. En cuarto lugar, no debe haber habido ningún tratamiento al que pueda atribuirse la curación.
  5. El quinto criterio se refiere al tiempo de la curación en sí: la curación debe ser súbita, brusca, instantánea, inmediata y sin convalecencia..
  6. Por último, tras la curación, hay dos criterios más: no debe tratarse de una simple regresión de los síntomas, sino de un retorno de todas las funciones vitales y no debe tratarse de una simple remisión, sino de una curación, es decir, duradera y definitiva.







ESPERANZA PARA LOS ENFERMOS

 

¿Por qué Lourdes atrae a los enfermos?

Lourdes, cuando se está enfermo: creer en lo imposible…

Desde la terraza del Accueil Notre-Dame donde se aloja en el Santuario, Sasha, una americana de 26 años que padece un cáncer de cerebro en fase terminal, observa impotente cómo sube el nivel del río Gave de Pau durante la crecida que va a asolar Lourdes y su región. Así, la Gruta se vio invadida por dos metros de agua el 18 de junio de 2013. Pasaron dos días. Dos días de gran expectación para Sasha, cuyos ojos estaban clavados en la Gruta: ¿podrá llegar a ella y besar la roca antes de que termine su estancia? Ese es su único deseo, su última voluntad antes de morir: por eso ha cruzado el Atlántico y ha reunido las pocas fuerzas que le quedan. El nivel del agua empieza a bajar. Con un permiso especial, la noche antes de su partida, Sasha es llevada en silla de ruedas a la Gruta. Besa la roca de la Gruta y medita en silencio. El momento dura solo unos minutos, pero ¡qué intenso es! Sasha abandona Lourdes con la certeza de haber cumplido su último deseo. «Soy científica, dice, siempre he creído más en la medicina que en los milagros. Pero en mi caso, la medicina no puede hacer nada, así que…».


Lourdes, cuando se está enfermo: para encontrar la paz…

«He estado a punto de morir tres veces», dice Sylvie Huchet, una francesa de 44 años de la Vendée y huésped habitual del Accueil Notre-Dame. «Una vez, llegué a Lourdes molida como un grano de trigo. Estaba con asistencia respiratoria, tendida en una camilla con una bomba de morfina. Solo pedí una cosa cuando llegué a la Gruta: «¡Madre María, llévame al cielo!” En el fondo, todavía tenía ganas de vivir, pero ya no tenía la fuerza para soportar el sufrimiento. Quería encontrar la paz… eterna». En 1992, tras un accidente de tráfico, Sylvie contrajo una enfermedad nosocomial, la «enfermedad de los hospitales». «Soy portadora de un estafilococo, explica. Me han operado 44 veces. Hoy, he conseguido olvidar la enfermedad… ¡pero no el dolor!» Continúa: «Necesito ir a Lourdes, tengo fe. Siempre voy a las piscinas y lloro. Un día, recibí una verdadera curación aquí: tenía un absceso en el corazón y fue perforado. Necesitaba perdonar y por fin pude hacerlo: recibí una gracia de paz».

Lourdes, cuando se está enfermo: para tomar un descanso espiritual…

Situado cerca de la puerta de San José del Santuario, el Accueil Marie Saint-Frai, dirigido por religiosas, es otro lugar donde se pueden alojar los peregrinos enfermos. En este lugar se encuentra Claire Abou Karam, una libanesa de 30 años. «Aquejada de una enfermedad neuromuscular similar a la miopatía, pude venir de Beirut a Lourdes en avión con la Orden de Malta», confiesa. «No estoy buscando una curación. Estoy aquí para hacer un alto en mi vida, para meditar la Palabra de Dios y para encontrarme con la Virgen María en su Santuario». Su felicidad en la vida proviene de su fe y de su familia: una madre, una hermana y hermanos, sin olvidar a su padre, Edouard, que se fue al cielo y del que se siente muy cerca en Lourdes, en la comunión de los santos. Y añade con una sonrisa: «El amor nunca muere».

Lourdes, cuando se está enfermo: para salir de la soledad…

Los enfermos también se alojan en hoteles. Es el caso, por ejemplo, de Dominique Gardeil de 65 años. Este francés de Grenoble se aloja este año en el hotel Arcades. Vino a Lourdes participando en la peregrinación de los enfermos de Parkinson. «Un día quise firmar un cheque y no pude hacerlo», explica. Ese fue el primer síntoma de la enfermedad. Dos meses después, fue diagnosticado neurológicamente: Parkinson. «Me sometieron a una cirugía de estimulación cerebral profunda hace cuatro años. Ayudó a frenar el proceso destructivo de la enfermedad». Dominique se alegra de seguir «vivo e independiente». Como presidente de la asociación que organiza la peregrinación, considera que Lourdes es una oportunidad para vivir un momento especial con los amigos. Dice: «La peregrinación me da valor y fuerza para afrontar la vida cotidiana. Ahora, gracias a la experiencia de Lourdes, sé que ya no estoy solo».

«Todos necesitamos curación»

«En Lourdes, la curación es posible a nivel físico, espiritual y moral. Pero lo que Cristo desea sobre todo para cada uno de nosotros es la curación espiritual. Todos estamos enfermos del corazón. La enfermedad espiritual es el pecado. Todos necesitamos curarnos». El cardenal Béchara Raï, patriarca maronita libanés, en Lourdes.

La Gruta de las Apariciones en Massabielle

 La gruta de Massabielle es una visita obligada para todos los visitantes que vienen al santuario de Lourdes, ya sean simples curiosos o creyentes. La visita a la gruta se hace en silencio, la mayoría de la gente toca la pared de la gruta con los dedos por respeto o para hacer una promesa o una oración. También se organizan procesiones para los peregrinos enfermos.

En efecto, esta gruta es la imagen del Dios invisible que nos da fuerza. «Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte» (Sal 18,3).
La Virgen María se instaló encima del rosal de la hornacina para decirnos que nos lleva al Señor, ella es la primera en el camino, pero a quien debemos seguir es a Cristo Señor.


La Gruta de Massabielle se encuentra en la parte baja de la ciudad de Lourdes, dominada por el castillo. El sol nunca penetra en esta roca negra. La gruta de Massabielle tiene 3,80 metros de altura, 9,50 metros de profundidad y 9,85 metros de ancho. Se trata de una grieta en una pared de roca de 27 metros de altura. La pared es lisa y húmeda en algunas partes. La gruta es, pues, una simple cavidad de piedra caliza. Aparte de la parte visible del pórtico (donde está instalado el altar) y de la hornacina (donde está instalada la imagen de la Virgen), la cavidad tiene una extensión kárstica de unos diez metros, lo que la convierte en una «verdadera gruta kárstica» y no en un simple refugio de roca como se describe habitualmente.

Desde la novena aparición, el 25 de febrero de 1858, un manantial fluye en la gruta. Este manantial fue acondicionado en 1974 y el agua fue canalizado hacia un depósito bajo las basílicas. Los peregrinos pueden beber esta agua a 10°C y también pueden recogerla en los grifos cuya ubicación se ha cambiado varias veces para mantener una atmósfera de silencio y recogimiento cerca de la Gruta. También pueden hacer el gesto del agua en las piscinas (construidas en 1882 y cuyo emplazamiento también ha cambiado para acoger mejor a los peregrinos enfermos) situadas más a la derecha del manantial, cuya explanada posee un gran toldo de inspiración naturalista que recubre la zona de las piscinas.

En 1861, el obispo de Tarbes, Mons. Bertrand-Sévère Laurence, compró la gruta al municipio.
La imagen de la Virgen esculpida por Joseph-Hugues Fabisch en mármol de Carrara, (se ve claramente su nombre en el pedestal), está situada en la parte superior derecha de la gruta, a una altura de 2 metros, en una cavidad secundaria de la roca, llamada la hornacina de las apariciones. Se inauguró el 4 de abril de 1864, durante la primera procesión organizada oficialmente por la Iglesia, que reunió a unas 20.000 personas, incluidos 200 sacerdotes.

La Gruta

Si se viene a Lourdes es para ir a la Gruta donde Bernardita vio a la Virgen María.

Este lugar es un lugar de oración, de confianza, de paz, de respeto, de unidad y de silencio que podemos disfrutar de diferentes maneras.

  1. Meditar
    Delante de la Gruta o al otro lado del río Gave, los bancos nos permiten pasar un rato en silencio para poner todos nuestros pensamientos, sufrimientos, preocupaciones y también alegrías y agradecimientos.
  2. Apoyarse en la Roca
    Espiritualmente, en la Biblia, la Roca simboliza la confianza que depositamos en Dios, la piedra sobre la que se construye la Iglesia, la palabra sólida en la que podemos apoyarnos.
    Si las condiciones sanitarias no nos permiten tocar la Roca en este momento, puede hacerlo en su interior a los pies de la Virgen María.
  3. Rezar el Rosario
    Se reza el rosario todos los días a las 16.15 en español.
  4. Asistir a la Misa
    Se celebra todos los días la misa en directo a las 10.00.

  5. ALGUNAS ORACIONES PARA AYUDARLE

    Señor Jesús, tú eres mi roca, mi refugio, mi ciudadela.
    Sobre ti quiero construir mi vida, mis proyectos, mi futuro.
    Dame la fuerza.
    Señor Jesús, te pido por los millones de peregrinos
    que han pulido la roca de Massabielle con sus manos.
    Dales fuerza y dulzura.

    «El Señor es mi Roca, mi fortaleza y mi liberador,
    mi Dios, el peñasco en que me refugio,
    mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte». (Sal 18,3)

  6. «Le prometo que es raro que pase un día sin pensar en usted, sobre todo cuando tengo la suerte de ir a la gruta, donde me gusta recordar a mis amigos a los pies de esta buena Madre».