4. La presencia
en Lourdes
Un camino de comunión
Las tres puertas
Lo que
hace que la peregrinación a Lourdes sea tan especial no es sólo la oportunidad
de participar en celebraciones diferentes cada día, sino el hecho de que ofrece
tres formas diferentes y complementarias de acoger la extraordinaria gracia de
Lourdes. Cada uno de nosotros puede empezar
por una u otra... No importa, ¡lo esencial es pasar un día por las tres!
La primera puerta
son los gestos específicos de la peregrinación a Lourdes: entrar en la Gruta,
venerar la roca, beber y lavarse con el agua de la fuente, llevar la luz.
La segunda son las devociones que expresan la piedad de la Iglesia: rezamos el rosario, participamos en las procesiones, hacemos el Vía Crucis.
La tercera puerta
son los sacramentos: los católicos bautizados que pueden hacerlo
se confiesan y reciben la sagrada Comunión.
La experiencia de Bernardita
Podemos ver que la piedad de Bernardita -es decir, su relación con Dios- se expresaba en presencia de María de tres maneras
diferentes.
- En primer
lugar, la Señora
le hizo señas
para que se acercara a la Roca y entrara
en la Gruta. Posteriormente,
le pidió que fuera a beber y a lavarse con el agua de la fuente.
Algunas mujeres
bien intencionadas le confiaron una vela encendida, que ella aceptó, sosteniéndola
en su mano en actitud contemplativa.
- Después de haber rezado el rosario
con la Santísima Virgen, se le encomendó
la misión de rogar a Dios por la conversión de los
pecadores. Entonces María le pidió que viniera en procesión.
Bernardita confiesa:
Rezar el rosario
y meditar
el Vía Crucis
son mis grandes devociones
- Finalmente, al principio
del tiempo de las apariciones, Bernardita se confiesa
por primera vez en su vida,
antes de hacer la Primera Comunión poco antes de la última aparición.
¿Por qué se confesó
y comulgó? Para entrar más profundamente en su proceso
de conversión, es decir, en una relación cada vez más
estrecha con Dios.
María, Jesús, la cruz, esos son los únicos amigos
que quiero.
La experiencia de los peregrinos
Hoy, con los peregrinos presentes en Lourdes,
hacemos la misma observación, ya que cada uno
de nosotros lleva dentro tres maneras de vivir y expresar su relación con Dios.
-
Todos entran en la Gruta, tocan la Roca, beben y se lavan con el agua
de la fuente. Después encienden una vela.
Son los gestos
típicos de los peregrinos de Lourdes, acordes
con la piedad popular.
-
Todos participan en las devociones tradicionales de la Iglesia,
rezar el rosario,
participar en las procesiones, meditar
el Vía Crucis.
-
En cuanto
a la vida sacramental, hoy se articula
en torno a la confesión, la Eucaristía y la
adoración del Santísimo Sacramento. Sin embargo, muchos peregrinos dicen que no
se confiesan ni van a misa con regularidad, y enseguida añaden:
Ya que estamos
en Lourdes, lo vamos a hacer.
El fruto de esta experiencia
Este comportamiento abre el corazón
a un cambio de actitud. ¿No es el camino de Lourdes un camino de conversión? Quien lo experimenta manifiesta entonces el deseo de ayudar, de servir,
de dar gratuitamente su tiempo.
De este modo, los gestos de la piedad popular,
las devociones tradicionales de la Iglesia
y la vida sacramental se entrelazan, sin dejar de ser distintas.
Estos tres enfoques no sólo son complementarios, sino que sobre todo se enriquecen
mutuamente.
En la forma tan particular en que funciona Lourdes, es la
propia experiencia de Bernardita la que continúa hoy en día. Ya que, en
Lourdes, la Iglesia no cesa de acompañar y acoger a las personas con vistas a
su encuentro.
Todo el trabajo realizado por el santuario no tiene otra finalidad que permitir a los peregrinos vivir la peregrinación. En cuanto llegan los peregrinos, es como si el santuario desapareciera en un segundo plano: las grandes celebraciones que realiza el santuario las realizan los peregrinos. Por ejemplo, en una misa internacional a la que asisten miles de personas, sólo unas decenas de participantes activos pertenecen a los equipos del santuario, ya sean sacristanes, técnicos de sonido, organistas, maestros de canto y de ceremonias, etc.
Todos los demás son peregrinos que, la mayoría de las
veces, no participaron en la misa internacional anterior y no asistirán a la
siguiente. Desde el obispo que preside hasta los hospitalarios, desde los
lectores hasta los miembros de la coral y, por supuesto, toda la asamblea, todos
son peregrinos.
Hay algo hermoso, real, en definitiva, muy eclesial. En
efecto, es siempre a través de los demás como tenemos acceso a la fuente. Y
cada persona es siempre la que señala la fuente y a quien se señala la fuente.
Es el que da el agua y el que la recibe.
El encuentro con la Santísima Virgen y, a través de ella, con su Hijo
Jesucristo, se juega en el encuentro con el otro, pues es ahí donde comienza.
Jesús lo dice explícitamente en el Evangelio: "Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos" (Mt
18,20). Muchas personas lo experimentan en sus relaciones familiares o en su
comunidad cristiana.
En Lourdes, por supuesto, esto es visible como signo que se da, pero la escala a la que se da este signo ya permite vislumbrar algo más: la nueva humanidad5.
5 La Gruta de Lourdes,
un camino de Evangelio, del P. Régis Marie
de la Tessonnière [Nuestra traducción]
Santa María,
Madre de Dios,
tú has dado al mundo la verdadera luz, Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios.
Te has entregado por completo
a la
llamada de Dios y te has convertido así en fuente
de la bondad
que mana de Él. Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él.
Enséñanos a conocerlo y amarlo, para que también nosotros
podamos llegar
a ser capaces de un verdadero amor
y ser fuentes
de agua viva
en medio de un mundo sediento.
Oración
del Papa Benedicto XVI
Concluyendo su Carta encíclica Dios es Amor
(Deus Caritas est,
25 de diciembre de 2005)
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