Antífona de entrada Cf. Lc 1, 28. 30-31
Alégrate, Virgen María;
has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un
hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Oración
colecta
Oh Dios, que, por la
encarnación de tu Hijo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, a los que
veneramos a su Madre, causa de nuestra alegría, permanecer siempre en el camino
de tus mandamientos, para que nuestros corazones estén firmes en la verdadera
alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración
sobre las ofrendas
Recibe, Señor, los dones
de tu Iglesia exultante de gozo, y a quienes has dado todos los bienes en
Cristo salvador, nacido de la Virgen inmaculada, concédenos también participar
del gozo eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona
de comunión Lc 1, 48-49
Me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo.
Oración
después de la comunión
Dios todopoderoso,
confírmanos en la fe de estos misterios que hemos celebrado, y pues confesamos
a tu Hijo Jesucristo, nacido de la Virgen, Dios y hombre verdadero, te rogamos
que por la fuerza salvadora de su resurrección merezcamos llegar a las alegría eternas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
LA VIDA DE LA VIRGEN CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA
V. El Señor esté con
vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado
hacia el Señor.
V. Demos gracias al
Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y
necesario,
es nuestro deber y
salvación,
darte gracias,
Padre santo,
siempre y en todo lugar,
y proclamar tu grandeza
en esta memoria de la
Virgen María, tu hija amada.
Su nacimiento dichoso
anunció la alegría a todo
el mundo;
su maternidad virginal
manifestó la Luz gozosa;
su vida humilde
ilumina a toda la
Iglesia;
y su tránsito glorioso
la llevó a los cielos,
donde nos espera, como
hermana y madre,
hasta que podamos
alegramos con ella,
contemplándote para
siempre.
Por eso,
unidos a los coros
angélicos,
te aclamamos llenos de
alegría:
Santo, Santo Santo.
PRIMERA LECTURA
Alégrate,
hija de Sión, que yo vengo
Lectura del Profeta
Zacarías 2, 10-13.
¡Alégrate y goza, hija de
Sión!,
que yo vengo a habitar dentro
de ti
—oráculo del Señor—.
Aquel día se unirán al
Señor muchos pueblos,
y serán pueblo mío.
Habitaré en medio de ti,
y comprenderás que el
Señor de los Ejércitos
me ha enviado a ti.
El Señor tomará posesión
de Judá
sobre la tierra santa
y elegirá de nuevo a
Jerusalén.
¡Calle toda carne ante el
Señor,
cuando se levanta de su
santa morada!
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Lc 1, 46-48. 49-50. 53-54 (R.: Is 61, 10b)
R. Me alegro con mi
Dios.
Proclama mi alma la
grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador.
Porque ha mirado la
humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán
todas las generaciones.
R.
Porque el Poderoso ha
hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a
sus fieles
de generación en
generación. R.
A los hambrientos los
colma de bienes
y a los ricos los despide
vacíos.
Auxilia a Israel, su
siervo,
acordándose de la
misericordia. R.
Aleluya Cf. Lc 1, 28
Dios te salve, María, alegría del género humano, que con tu parto virginal nos diste la salvación y el gozo.
EVANGELIO
Dichosa
tú, que has creído
+ Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 1, 39-47.
En aquellos días, María
se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa
de Zacarías, y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el
saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu
Santo, y dijo a voz en grito:
— ¡Bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de
alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho
el Señor se cumplirá.
María dijo:
— Proclama mi alma la
grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Palabra del Señor.
.
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